Hijos Del Metalk
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SweetDarkness
Estoy en el...
Cantidad de envíos : 464 Fecha de nacimiento : 24/11/1990 Edad : 33 Fecha de inscripción : 18/10/2009
| Tema: Re: Bellos Relatos Cortos Mar Abr 06, 2010 1:23 pm | |
| Kius muy bueno xDDDDDD
Lord lo tuyo no lo pille muy bien!!
pues aki os dejo un fragmento de uno de los libros que hizo q me enganxara a la lectura :
Cierto mercader envió a su hijo a aprender el Secreto de la Felicidad con el más sabio de todos los hombres. El muchacho anduvo durante cuarenta días por el desierto, hasta llegar a un bello castillo, en lo alto de una montaña. Allí vivía el sabio que el muchacho buscaba.
No obstante, en lugar de encontrar a un hombre santo, nuestro héroe entró en una sala en la que se deparó con una enorme actividad: mercaderes que entraban y salían, personas conversando por los rincones, una pequeña orquesta tocando suaves melodías, y una mesa muy bien servida con los más deliciosos platos de aquella región del mundo.
El Sabio conversaba con todos, y el muchacho tuvo que esperar durante dos horas hasta que pudo ser atendido.
Con mucha paciencia, el Sabio escuchó atentamente el motivo de la visita del chico, pero le dijo que en ese momento no tenía tiempo para explicarle el Secreto de la Felicidad.
Le sugirió que diese un paseo por su palacio, y regresase al cabo de dos horas.
-De todas maneras, voy a pedirte un favor –añadió, entregándole al muchacho una cucharita de té en la que dejó caer dos gotas de aceite-. Mientras estés caminando, lleva contigo esta cuchara sin derramar el aceite.
El joven empezó a subir y a bajar las escalinatas del palacio sin apartar la mirada de las gotitas de aceite. Dos horas más tarde, regresó ante la presencia del Sabio.
-Entonces – preguntó el sabio- ¿ya has visto los tapices de Persia que están en mi comedor, y el jardín que al Maestro de los Jardineros le llevó diez años concluir? ¿Y te has fijado en los hermosos pergaminos de mi biblioteca?
El muchacho, avergonzado, confesó que no había visto nada de eso. Su única preocupación había sido no derramar las gotas de aceite que el Sabio le había confiado.
-En ese caso vuelve y conoce las maravillas de mi mundo –dijo el Sabio-. No puedes confiar en alguien hasta que no conoces su casa.
Ya más tranquilo, el joven muchacho tomó una vez más la cucharilla y volvió a pasear por el palacio, pero esta vez fijándose en todas las obras de arte que colgaban del techo y las paredes. Vio los jardines, las montañas de alrededor, la delicadeza de las flores, el refinamiento con que cada obra de arte había sido colocada en su lugar. Por fin, una vez más ante la presencia del Sabio, le contó pormenorizadamente todo lo que había visto.
-Pero, ¿dónde están las dos gotas de aceite que te confié?- preguntó el Sabio.
Mirando a la cuchara, el joven se dio cuenta de que las había derramado.
-Pues este es el único consejo que puedo darte – dijo el más Sabio de los Sabios-. El secreto de la felicidad está en saber mirar todas las maravillas del mundo, sin olvidarse nunca de las dos gotas de aceite de la cucharilla.
Me encanta la forma de escribir de este hombre y la magia q tiene para hacerte reflexionar ... ^^
y no he dixo ni el libro ni el autor !1 Bravo por mi!!! xDD
Ellibro archi conocido : El Alquimista su autos Paulo Cohelo |
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Mosquidragon
Cantidad de envíos : 1173 Fecha de nacimiento : 28/05/1982 Edad : 41 Localización : Lebrija Fecha de inscripción : 01/02/2010
| Tema: Re: Bellos Relatos Cortos Lun Abr 12, 2010 5:00 pm | |
| Cuando yo te nía ocho años, encontré el Río Perdido. Nadie sabía dónde estaba, nadie en mi condado podía decirte cómo llegar, pero todos hablaban de él. Cuando llegué por primera vez al Río Perdido, me di cuenta rápidamente de que estaba allí. Uno se da cuenta cuando llega. ¡Era el lugar más hermoso que jamás vi, había árboles que caían sobre el río y algunos peces enormes navegaban en las aguas transparentes! Así que me saqué la ropa y me tiré al río y nadé entre los peces y sentí el brillo del sol en el agua, y sentí que estaba en el paraíso. Después de pasar toda la tarde ahí, me fui marcando todo el camino hasta lle gar a mi casa y allí le dije a mi padre: —Papá, encontré el Río Perdido. Mi papá me miró y rápidamente se dio cuenta de que no mentía. En tonces me acarició la cabeza y me dijo: —Yo tenía más o me nos tu edad cuando lo vi por primera vez. Nunca pude volver. Y yo le dije: —No, no... Pero yo marqué el camino, dejé huellas y corté ramas, así que podremos volver juntos. Al día siguiente, cuando quise volver, no puede encontrar las marcas que había hecho, y el río se volvió perdido también para mí. Entonces me quedó el recuerdo y la sensación de que tenía que buscarlo una vez más. Dos años después, una tarde de otoño, fuimos a la dirección de guardaparques del condado porque mi papá necesitaba trabajo. Bajamos a un sótano, y mientras papá esperaba en una fila para ser entrevistado, vi que en una pared había un ma pa enorme que reproducía cada lugar del condado: cada montaña, cada río, cada accidente geográfico estaba ahí. Así que me acerqué con mis hermanos, que eran menores, para tratar de encontrar el Río Perdido y mostrárselo a ellos. Buscamos y buscamos, pero sin éxito. Entonces se acercó un guardaparques grandote, con bigotes, que me dijo: —¿Qué estás buscando, hijo? —Buscamos el Río Perdido —dije yo, esperando su ayuda. Pero el hombre respondió: —No existe ese lugar. —¿Cómo que no existe? Yo nadé ahí. Entonces él me dijo: —Nadaste en el Río Rojo. Y yo le dije: —Nadé en los dos, y sé la diferencia. Pero él insistió: —Ese lugar no existe. En eso regresó mi papá, le tiré del pantalón y le dije: —Decile, papá, decile que existe el Río Perdido. Y entonces el señor de uniforme dijo: —Mirá niño, este país depende de que los mapas sean fieles a la realidad. Cualquier cosa que existiera y no estuviese aquí en el ma pa del servicio oficial de guardaparques de los Estados Unidos, sería una amenaza contra la seguridad del país. Así que si en este mapa dice que el Río Perdido no existe, el Río Perdido no existe. Yo seguí tirando de la manga de mi papá y le dije: —Papá, decile... Mi papá necesitaba el trabajo, así que bajó la cabeza y dijo: —No hijo, él es el experto, si él dice que no existe... Y ese día aprendí algo: Cuidado con los expertos. Si nadaste en un lugar, si mojaste tu cuerpo en un río, si te bañaste de sol en una orilla, no dejes que los expertos te convenzan de que no existe. Confiá más en tus sensaciones que en los expertos, porque los expertos son gente que pocas veces se moja.
Extraído de "El camino del encuentro" de Jorge Bucay |
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Mosquidragon
Cantidad de envíos : 1173 Fecha de nacimiento : 28/05/1982 Edad : 41 Localización : Lebrija Fecha de inscripción : 01/02/2010
| Tema: Re: Bellos Relatos Cortos Lun Abr 12, 2010 5:04 pm | |
| Cuenta una vieja historia que había una vez un señor muy poco inteligente al que siempre se le perdía todo. Un día alguien le dijo: —Para que no se te pierdan las cosas, lo que tenés que hacer es anotar dónde las dejás. Esa noche, al momento de acostarse, agarró un papelito y pensó: “Para que no se me pierdan las cosas...” Se sacó la camisa, la puso en el perchero, agarró un lápiz y anotó: “la camisa en el perchero”; se sacó el pantalón, lo puso a los pies de la cama y anotó: “el pantalón a los pies de la cama”; se sacó lo zapatos y anotó: “los zapatos debajo de la cama”; y se sacó las medias y anotó: “las me dias dentro de los zapatos debajo de la cama”. A la mañana siguiente, cuando se levantó, buscó las medias donde había anotado que las dejó, y se las puso, los zapatos donde estaban anotados, los encontró y se los puso; lo mismo sucedió con la camisa y el pantalón. Y entonces se preguntó: —¿Y yo dónde estoy? Se buscó en la lista una y otra vez y, como no se vio anotado, nunca más se encontró a sí mismo.
Moraleja: A veces nos parecemos mucho a este señor estúpido. Sabemos dónde está cada cosa y cada persona que queremos, pero muchas veces no sabemos dónde estamos nosotros. Nos hemos olvidado de nuestro lugar en el mundo. Podemos rápidamente ubicar el lugar de los demás, el lugar que los demás tienen en nuestra vida, y a veces hasta podemos definir el lugar que nosotros tenemos en la vida de otros, pe ro nos olvidamos de cuál es el lugar que nosotros tenemos en nuestra propia vida.
Extraído de "El camino del encuentro" de Jorge Bucay. |
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| Tema: Re: Bellos Relatos Cortos | |
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